Hoy, navegando por Internet, conocí la historia de Jonathan Keller y me pareció tan curiosa que me gustaría compartirla con ustedes...
Resulta que un día de 1998 este chico neoyorkino se compró una cámara de fotos muy cara. Su novia le reprochó que porqué había gastado tanto dinero en el aparato, "¡cómo si te fueras a sacar una foto cada día!", le dijo. Y Jonathan, que es así de cabezón, dijo SÍ, y a partir de ese día hasta hoy se ha ido sacando una foto diaria... Aquí tienen el resultado:
P.D.: Me encanta cuando le salen granitos... ¡lo que tardan en desaparecer! jajaja
1 comentario:
...Ala....pues ya sabes que hacer con tu cámara..jajaja!!!besitos
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