domingo, 8 de marzo de 2009

El imposible olvido...

-¿A qué llamas tú amor? -Me preguntó sin mirarme unos días después.
Yo pensé de inmediato en él .[...]
-¿A qué llamo yo amor? -Procuré darme tiempo-. A todo, me parece. Como tú a la poesía... A que el mundo se concentre entero en unos ojos, en unas manos... A no entender la vida en ese mundo sin el dueño o dueña de esos ojos.
-Pero opinar así es empequeñecerlo.
-Sí, por un lado...
-Mira. -Anochecía. El cielo, rutilante, irradiaba aún luces rojas, moradas, verdes, amarillas. Todo era perfección-. Míralo con tus ojos, con los tuyos... El firmamento depende de ti, de tu mirada.
-Pero visto á través de otro todo gana, todo gana. -Se estremecía mi voz-. Con otro todo gana.
Su mano seguía en lo alto.
-El Universo forma parte de ti. Tu formas parte de él... Lo que es común no es que no sea de nadie, es que es de cada uno. Es que es de todos. De ahí lo pequeño de lo grande, y lo grande de lo pequeño... La Tierra está, igual que esas estrellas, suspendida en el cielo. Aunque no la veamos, alguien la verá, alguien nos está viendo, ¿no crees tú?
-¿Y eso es amor?
-Eso es amor también.


(Extracto del libro El imposible olvido de Antonio Gala, P. 41-42)

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